Escrito por Lucía Almena/2ºESO
Todo sucedió a causa de un parto con complicaciones. Cuando la madre de Rosemary, Rose, iba a tener a su primera hija, pero la enfermera la forzó a esperar al médico con las piernas cerradas durante dos horas. Así el nacimiento del tercer hijo Kennedy se convertiría en algo que le marcaría para siempre.
Rosemary fue diferente a todos sus hermanos. Era un bebé que casi nunca lloraba y aprendió a caminar bastante más tarde. Cuando se incorporó en el colegio, tenía dificultades para leer y escribir… el problema de Rosemary fue identificado como un daño por la falta de oxígeno durante el parto.
Sus dificultades de aprendizaje eran fáciles de ocultar, ya que Rosemary era muy guapa, y en esa época se esperaba poco de las jóvenes de buena familia.
Cuando Joseph Kennedy fue nombrado embajador de Estados Unidos, el éxito social de Rosemary fue tan alto que incluso fue presentada el rey Jorge VI y llegó a protagonizar alguna que otra portada de revista o salir en el Vogue de la época.
A pesar de que era muy infantil, se adaptó a un internado que seguía las directrices de la escuela Montessori. Y fue muy feliz. Pero los problemas empezaron cuando la familia fue devuelta a Estados Unidos.

Rosemary a la derecha.
Rosemary había crecido, estaba dispuesta a imponer su voluntad, aunque fuese con violencia. Tenía rabietas y llegó a pegar una vez a su abuelo. Su padre la encerró en un convento. Cosa que no sirvió de mucho ya que se escapaba todas las noches. Algunos biógrafos de la familia dicen que se escapaba con la intención de tener relaciones sexuales con hombres en cualquier pub de cerca.
Su padre no aceptaría que un embarazo improvisto estropease sus planes ni su imagen publica. Sin la opinión ni el consentimiento de nadie, ni de su mujer ni de su hija Rosemary, decidió que esta fuese sometida a una lobotomía para curarle la ninfomanía. Despierta, muerta de miedo y atada a la camilla, la operaron sin su consentimiento a los 23 años.
Una lobotomía es una operación que en aquella época se realizaba sin anestesia y que consiste en extirpar una parte del cerebro introduciendo un objeto punzante a través del ojo. Rosemary se desmayó en la intervención como consecuencia de la intensidad del dolor que tuvo que soportar.
Después de la operación, Rosemary ya no pudo volver a hablar o caminar. Su padre la ocultó del mundo trasladándola de internado en internado hasta que la dejó en uno llamado St. Coletta en el que estuvo hasta que murió con 86 años. No podía recibir visitas y eso siguió así durante 20 años. Su padre le mentía a su familia hasta el día que murió en 1960.